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Redacción

El Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y la empresa española PharmaMar, dedicada a desarrollar fármacos de origen marino contra el cáncer, han sintetizado con éxito la pipecolidepsina A y han demostrado que mata las células tumorales (in vitro) de once tejidos: pulmón, próstata, colon, páncreas, ovario, sarcoma, leucemia, hígado, riñón, estómago y mama.

La pipecolidepsina A es una sustancia que se obtiene de la esponja Homophymia lamellosa, encontrada por una expedición científica de PharmaMar el año 2008 en las costas de Madagascar. Desde entonces, la compañía biofarmacéutica y el equipo de Química Combinatoria del IRB Barcelona liderado por el Dr. Fernando Albericio han trabajado conjuntamente en este proyecto.

La revista Nature Communications de este mes de septiembre revela el procedimiento de la síntesis después de que PharmaMar haya obtenido la patente, en la que figuran como inventores los investigadores del IRB Barcelona y de la compañía. Paralelamente, los dos grupos de investigación han iniciado un programa de análogos para simplificar la síntesis, reducir el tiempo y el coste de producción y conseguir más cantidad de producto para iniciar las pruebas preclínicas.

Marta Pelay, doctora desde febrero con una tesis relacionada con este proyecto y primera autora del artículo, ha podido producir cuatro miligramos en el laboratorio, pero se necesitan 100 para poder realizar estudios biológicos exhaustivos. "El programa de análogos nos permitirá determinar para qué tipo de cáncer sería más adecuado desarrollar un fármaco", explica Judit Tulla, química investigadora asociada al laboratorio de Albericio y mentora de Pelay.

De una molécula prometedora a 37 candidatos más

Esta molécula pertenece a la familia de los ciclodepsipéptidos, que conforman un total de 38 moléculas conocidas. La virtud de estas moléculas, todas aisladas de esponjas marinas, es que muchas también han mostrado actividad contra el virus del sida, bacterias resistentes y hongos.

"Abrimos un nuevo campo de síntesis de moléculas con potencial terapéutico", dice Tulla. Habrá que esperar a finales de año los resultados de los nuevos análogos para saber si "vamos hacia el desarrollo de una molécula terapéutica con posibilidad de convertirse en un medicamento comercial". En todo caso, y si todo va bien, la pipecolidepsina A tardaría como mínimo 15 años en convertirse en un fármaco real y se necesitaría una inversión multimillonaria detrás.

Más información en el web del IRB Barcelona.

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