Grifols adquiere el 60% de la biotecnológica Progenika
Progenika es una de las compañías punteras en el desarrollo de tecnologías de diagnóstico molecular. La operación asciende a 37 millones de euros.
Redacción
Grifols, tercera compañía mundial productora de fármacos biológicos derivados del plasma con sede en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), ha adquirido el 60% del capital de la biotecnológica vasca Progenika Biopharma por 37 millones de euros.
Progenika es una de las compañías internacionales más avanzadas en el desarrollo de tecnología para la medicina personalizada, como biochips de ADN y tests genómicos y proteómicos para el diagnóstico in vitro, pronóstico de evolución, predicción de respuesta y monitorización del tratamiento de enfermedades inmunohematológicas, cardiovasculares, autoinmunes, oncológicas y del sistema nervioso central. De hecho, esta compañía es pionera en tests de biología molecular para realizar estudios de compatibilidad transfusional.
Con esta adquisición, Grifols refuerza su división de diagnóstico ya que incorpora tecnología innovadora en la cartera de productos del área de inmunohematología. Desde el año 2010 Grifols contaba con los derechos de distribución mundial, excepto Méjico, del test de genotipado sanguíneo de Progenika BLOODchip®, que facilita la disponibilidad de unidades de sangre compatibles entre donante y receptor y aumenta la seguridad en las transfusiones. Grifols, que emplea a más de 11.000 profesionales, cerró el 2012 con unas ventas que superaron los 2.620 millones de euros y un beneficio neto de 256,7 millones, un 410% más que en 2011 gracias a la compra de su competidora norteamericana Talecris. La facturación de Progenika en 2011 fue de 6,5 millones de euros.
La biotec vasca tiene dos centros de producción en el Parque Tecnológico de Bizkaia y en Boston (Massachussets, Estados Unidos) y una oficina comercial en Mexico DF. Está previsto que a medio plazo la actividad de Boston se traslade al laboratorio de Grifols en Austin (Texas, Estados Unidos).
La operación ha contado con el asesoramiento del BBVA y de la firma de abogados Osborne Clarke.