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Miquel A. Pericàs

Director del Barcelona Institute of Science and Technology (BIST) y del Institut Català d'Investigació Química (ICIQ)


Desde octubre de 2016, el doctor Pericàs compatibiliza la dirección del ICIQ con su responsabilidad al frente del BIST. Antes de asumir su papel como director del ICIQ en 2000, fue catedrático de química orgánica de la UB. Pericàs desarrolló su carrera en investigación en el campo de la química y ha sido galardonado con la Distinción de la Generalidad de Cataluña para la Promoción de la Investigación Universitaria, el premio Janssen-Cylag de la Real Sociedad Española de Química y la Medalla Narcís Monturiol de la Generalitat de Cataluña.


Desde el 2015, el Barcelona Institute of Science and Technology (BIST) reúne seis de los centros de investigación de Cataluña de excelencia: el Centre de Regulació Genòmica (CRG); el Institut Català d'Investigació Química (ICIQ); el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia (ICN2); el Institut de Ciències Fotòniques (ICFO); el Institut de Física d’Altes Energies (IFAE); i el Institut de Recerca Biomèdica (IRB Barcelona).

Después de dos años, el BIST empieza a hacer realidad su sueño de traspasar las fronteras del conocimiento y unir las capacidades y el potencial de investigación de los seis centros. A través de la construcción de varios proyectos científicos comunes se ha puesto en marcha una investigación multidisciplinaria y de vanguardia que no sólo consolida la investigación de los integrantes del BIST, sino que también potencia el impacto científico, económico y social de la investigación.

 

Desde el momento en que se constituyó, el BIST se situó entre las principales instituciones científicas de Europa, consiguiendo un posicionamiento internacional que hubiera sido imposible en la individualidad de los centros. ¿Cuáles son otras oportunidades que presenta esta iniciativa para la BioRegión?

La fuerza del Barcelona Institute of Science and Technology radica en la excelencia científica de sus centros, que se multiplica cuando se suman sus recursos —lo que nos permite ganar en masa crítica—, pero sobre todo cuando se combinan sus capacidades, porque hace posible una aproximación multidisciplinaria a los grandes retos que tiene hoy planteados la investigación. Una de las primeras iniciativas que hemos puesto en marcha ha sido definir una serie de áreas estratégicas de investigación —química biológica, grafeno, big data y microscopía avanzada— donde la complementariedad de nuestras diversas capacidades nos puede hacer avanzar mucho en ámbitos como la salud, la producción de energías limpias o nuevos materiales, a nivel de investigación básica, pero también de innovaciones transferibles hacia el sector empresarial, y en definitiva a los ciudadanos.

Pero para avanzar en investigación hay que contar con los mejores investigadores y eso es también lo que el BIST se propone: crear un entorno retador, con unas condiciones que sean capaces de atraer el mejor talento internacional, a todos los niveles: group leaders, investigadores postdoctorales y estudiantes, y que Cataluña sea una referencia mundial en investigación.

 
Agrupar los principales centros de investigación de Cataluña bajo una marca paraguas se prevé una tarea complicada por las diferentes características de cada uno de los miembros. ¿Cuáles han sido los principales retos a los que ha hecho frente para poder conseguir su complicidad?

Si nos fijamos en las disciplinas científicas que centran su actividad, los seis centros BIST pueden parecer muy diferentes, pero compartimos muchos retos comunes, en el ámbito de la formación de jóvenes investigadores, de la creación de las mejores condiciones para atraer y retener talento, del impulso de la transferencia de conocimiento a la sociedad. Por otra parte, como decía, somos muy conscientes de la necesidad y el potencial de una aproximación multidisciplinar a muchas áreas de investigación. Pero el trabajo en equipos diversos y físicamente distantes requiere un tiempo para profundizar en el mutuo conocimiento y para la puesta en práctica de una metodología eficiente.

Estamos en este proceso, pero muy contentos de los primeros resultados que estamos consiguiendo: los ocho proyectos de investigación multidisciplinaria financiados a través de la primera convocatoria del Ignite Program; los 10 millones de euros otorgados por la Unión Europea (Marie Curie COFUND) a sendos programas de atracción de talento y formación de estudiantes de doctorado e investigadores postdoctorales que el BIST desarrollará durante los próximos 5 años; la posición alcanzada en el Nature Index, que sitúa el BIST en la posición 95 del mundo y en la 24 de Europa...

 
La BIST founding Conference era uno de los primeros y más importantes hitos que se habían planteado al inicio del proyecto. ¿Cuáles son los principales hitos y actividades que se ha previsto en los próximos años?

La BIST founding Conference marca un punto de inflexión, porque representa una cierta "presentación en sociedad" del proyecto. Ha sido la primera conferencia internacional del Instituto, pero nuestra intención es que sea sólo la primera de una serie de encuentros internacionales de periodicidad anual. Queremos que estas sean, además, el entorno propicio para presentar los avances que vamos haciendo en investigación multidisciplinaria en las áreas que hemos priorizado y en las que podamos identificar en el futuro. Pero la formación de investigadores es y será especialmente prioritaria. Estamos preparando, con la Universidad Pompeu Fabra (UPF), el primer Master de Investigación Multidisciplinar en Ciencias Experimentales y estamos pensando ya en otras posibles ofertas de formación de postgrado, por ejemplo en un área tan innovadora como el grafeno. Y también profundizaremos en los programas y actividades de desarrollo de talento y de la carrera profesional de los investigadores —con especial atención a la cuestión de género.

 

¿Hay otras iniciativas similares en Europa o en el mundo que hayan tenido éxito con un modelo similar?

Hay grandes centros de investigación multidisciplinaria que hemos analizado a la hora de definir nuestro proyecto, como el Instituto Weizmann (Rohovot, Israel), el Instituto Francis Crick (Londres), el Beckman Institute (Chicago, EE.UU.), el CalTech (Pasadena, California, EE.UU.), los Max Planck Institutes alemanes... pero las comparaciones no sólo son odiosas, sino además imposibles, porque ni los países, ni las circunstancias son comparables. Lo que hacemos, con estos y otros referentes, es identificar buenas prácticas y adaptarlas a nuestra realidad. En conjunto, el aprendizaje que ofrecen estos centros de excelencia es que el apoyo decidido y continuado, público y privado, en la investigación de primer nivel tiene retornos extraordinarios tanto a nivel social como económico.

 

 

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