"Por fin se ha reconocido la nanomedicina como el elemento que permitirá afrontar la mejora de los tratamientos terapéuticos"
El Dr. Joan Albert Vericat es miembro de la Plataforma Europea de Nanomedicina y de la Plataforma Española de Nanomedicina (Nanomed), y responsable del documento Roadmaps 2020, presentado en Barcelona durante la tercera Conferencia Anual de Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica el pasado mes de febrero.
Licenciado en Biología y doctor en Ciencias por la Universitat Autònoma de Barcelona, el Dr. Vericat tiene una dilatada experiencia laboral en el campo de la nanomedicina que le ha llevado a Estados Unidos, Italia y Francia, y antes de incorporarse como director de Desarrollo Preclínico a Noscira -biofarmacéutica madrileña del Grupo Zeltia dedicada a la investigación y desarrollo de fármacos innovadores para el tratamiento y prevención de enfermedades neurodegenerativas- fue jefe del Departamento de Toxicología de J. Uriach & Cia en Barcelona.
¿Cuáles son las principales conclusiones del Roadmaps 2020?
Las conclusiones de este documento varían según las necesidades de cada empresa, por lo tanto, las compañías pueden establecer diferentes puntos de vista desde un mismo punto de partida. Sin embargo, el punto clave del Roadmaps para el 2020 es que por fin se ha reconocido la nanomedicina como el elemento que permitirá superar los límites de la medicina actual y afrontar la mejora de los tratamientos terapéuticos. Además, los miembros de la Plataforma Europea en Nanomedicina consideramos que la mezcla de disciplinas como la física, la química, la tecnología y las ciencias de la vida aportarán avances y soluciones que mejorarán la vida de las personas.
La aplicación de la nanotecnología será esencial para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de patologías. ¿Nos puede decir un ejemplo de los beneficios que se podrían conseguir?
Un caso muy significativo es el de la nanodiagnosis. La nanotecnología permitirá transformar los sistemas de diagnóstico por imagen habituales por otras de menor tamaño, a mejor precio y totalmente portátiles. Esto supondrá que estos sistemas se podrán trasladar los centros de atención primaria y el médico de cabecera diagnosticará precozmente diversas enfermedades duras como el cáncer, en lugar de confirmar sus sospechas tal y como sucede en la actualidad. La gran ventaja será para las enfermedades neurodegenerativas, ya que se podrá cambiar la evolución de la patología y tratarla en etapas iniciales. En definitiva, la miniaturización de los sistemas de diagnóstico in vivo o in vitro es altamente positiva para todos los beneficios que se derivan.
¿Hay algún otro que sea tan relevante?
El otro ejemplo importante es el de los productos nanofarmacéuticos. En este sentido, actualmente ya se aplica la nanotecnología en los sistemas de liberación de fármacos. La aplicación de las nanotecnologías en el drug delivery permite controlar el tamaño de las partículas farmacológicas para garantizar su absorción total por el sistema digestivo, limitando al máximo la variabilidad individual y, por tanto, favoreciendo la eficacia y disminuyendo el riesgo de efectos secundarios. Hoy en día la forma habitual de administración de fármacos es por vía oral, así que es muy importante perfeccionar la liberación y absorción de los medicamentos. La evolución lógica de este sistema será el poder encapsular productos más complicados de administrar como los anticuerpos, todo un reto que aumentaría la eficacia de este tipo de tratamiento. Esta evolución también debemos verla en la disminución de sistemas complicados y costosos de administración como la vía intravenosa. Y si todo esto va acompañado de sistemas de administración lenta, podremos alcanzar niveles de eficacia constantes y sostenidos en el tiempo sin tener picos de exposición que pueden dar lugar a respuestas tóxicas.
Y, ¿cómo afectan estos avances al tejido industrial del país?
Hasta ahora, cuando una empresa pequeña desarrollaba una tecnología innovadora, que representaba un importante avance competitivo, era absorbida por grandes multinacionales ya que, por el coste de una licencia, se puede comprar la compañía entera. Se inician en todo el mundo proyectos muy interesantes que acaban en manos de grandes empresas y eso continuará pasando. En el caso del Estado español en general, y de Cataluña en particular, la cuestión es que no tenemos grandes multinacionales propias del sector, por lo tanto, esta situación no es tan visible.
Si hablamos de nanotecnología, Cataluña tiene un tejido muy potente. De hecho, Barcelona es la segunda ciudad del mundo que produce más artículos en este campo, sólo por detrás de Estados Unidos. Pero si estas empresas quieren crecer, tienen que salir forzosamente de nuestras fronteras. La internacionalización es esencial para la supervivencia de las empresas catalanas y españolas y la Administración pública debe facilitar esta salida. Nuestro mercado es demasiado pequeño para poder subsistir.
Además de la internacionalización, ¿con qué otros retos se encuentran las empresas de nuestro país?
El principal reto es el conocimiento, el conocimiento actual y los agujeros que hay que llenar para responder a las necesidades derivadas de las nuevas tecnologías, en general, y de las nanomedicina, en particular. Las tecnologías médicas, por ejemplo, tienen más salida comercial que se desarrollan de manera ajena al cuerpo humano. Esto no pasa con los medicamentos. Hasta ahora, todos los fármacos están diseñados para permanecer 24 horas en el organismo (o un período de tiempo limitado) y por eso los tomamos cada día. En cambio, la nanomedicina tiene el reto de crear nuevas terapias que actúen durante meses o años liberando los principios básicos adecuados para el tratamiento de ciertas patologías.
Si los sistemas de búsqueda de medicamentos habituales ya tardan entre dos y cinco años en desarrollarse, los productos que se desarrollarán en el campo de las nanomedicina durarán mucho tiempo y, por lo tanto, debemos encontrar nuevas formas para evaluar el riesgo de estos productos.
Los productos derivados de las nanotecnologías serán mezclas de implantes, con sensores y sistemas de liberación de los fármacos. La normativa pide que se siga la evolución de cualquier medicamento, tanto su cinética como la toxicidad a lo largo del tiempo. Esto lo sabemos hacer bien con productos aislados (los medicamentos de hoy), pero no lo sabemos hacer bien con mezclas y sistemas complejos, por lo tanto, tenemos que trabajar en ello.
¿Qué relación mantienen las empresas pequeñas y las autoridades sanitarias?
El consejo de las autoridades sanitarias es fundamental para el éxito de un nuevo fármaco. Si somos una industria pequeña es indispensable que nos dejemos guiar por la Administración ya que nos marcará el objetivo y el procedimiento a seguir para que nuestra investigación llegue al mercado en forma de producto. Las autoridades son conscientes de que los avances llegan de las industrias y que el partenariado es fundamental para el éxito de los proyectos. De hecho, las autoridades como la Agencia Europea del Medicamento no cobran nada por tener reuniones de discusión y evaluación sobre medicamentos innovadores que provengan de las nuevas tecnologías, como la nanomedicina.
Las compañías de nuestro entorno, principalmente las spin-off o start-up, aún piensan demasiado en términos de investigación académica y no tienen en cuenta el largo plazo, lo que puede provocar que dediquen diez años en una investigación que, por no haber sido bien asesorada al principio, puede acabar en nada provocando que la empresa tenga que cerrar. Por lo tanto, mi consejo es que nunca perdemos de vista el objetivo final de llegar al mercado, y esto pasa por la colaboración con las administraciones sanitarias europea, española y catalana.
¿Qué imagen se tiene de la BioRegió en el resto del Estado? Usted lo puede ver desde su empresa en Madrid...
El tejido industrial de la BioRegió es muy reconocido, tiene buena imagen y su notoriedad es importante. De hecho, si la plataforma biotecnológica española es lo que es, es gracias a grupos catalanes que demuestran un gran empuje. Personalmente, pienso que el Parc Científic de Barcelona en general y el presidente de la Plataforma Española de Nanomedicina, el Dr. Josep Samitier, han sido elementos clave en el desarrollo de las nano. Sin ellos, la industria española no crecería tanto como lo está haciendo los últimos años.