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NURIA PELÁEZ 


“Tu proyecto es extremadamente bueno, pero deberías dejar que lo lidere un jefe de laboratorio o un profesor de alguna institución importante”. Este es el consejo que un experto del sector dirigió hace unos años a la científica Laura Soucek, cofundadora y CEO de Peptomyc. Aquel hombre no se planteó que Laura, en realidad, no solo tenía un brillante proyecto en las manos –una innovadora terapia contra el cáncer-, sino que ella misma era jefa de laboratorio y profesora ICREA. Es decir: la persona ideal para liderar la compañía.

De hecho, Laura Soucek figura –juntamente con Teresa Tarragó, cofundadora y CEO de Iproteos- en el Top 10 de jóvenes emprendedores en biotecnología publicado este mes por la publicación europea Labiotech. Dos mujeres, y las dos de la BioRegión de Cataluña, son la única representación española en el ranking.

No es casualidad. El 26% de las empresas biomédicas catalanas creadas en los últimos cinco años tienen una mujer como CEO o fundadora, según datos de Biocat. En las compañías creadas durante 2018 el porcentaje llega hasta el 45%, dato que sugiere una tendencia creciente entre las científicas que deciden apostar por el camino del emprendimiento.

Entre las compañías biomédicas creadas por mujeres el año pasado en Cataluña figura ADmit Therapeuticsspinoff de IDIBELL que desarrolla un test para la detección precoz del Alzheimer. La empresa es resultado de un proyecto clínico liderado durante los últimos tres años por la doctora Marta Barrachina con el apoyo de un equipo de neurólogos. “Los doctores Ramon Reñe y Jordi Gascon son los otros dos fundadores y no fue necesaria ninguna conversación para decidir que yo sería la CEO”, nos explicaba Barrachina hace unos meses en una entrevista.

Hace años que pioneras como Carmen Plasencia –cofundadora y CEO de Aromics- o Ana Maiques –cofundadora y CEO de Neuroelectrics y distinguida por la Unión Europea como una de las mujeres más innovadoras en 2014- comenzaron a abrir camino, y ahora los rostros femeninos son cada vez más habituales en el sector incluso en los subsectores más tecnológicos. De hecho, las empresas de la BioRegión de Cataluña con más presencia de mujeres entre el equipo fundador o directivo son las tecnologías médicas, con un 32%, seguidas por las empresas biotecnológicas con un 27%.

Este mes se ha celebrado el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia y se ha hablado mucho de la necesidad de incentivar vocaciones entre las más pequeñas. La realidad, sin embargo, es que de los casi 18 millones de científicos e ingenieros que hay en la Unión Europea, el 41% son mujeres, y en España el porcentaje llega al 48%.

¿Por qué no hay entonces más mujeres que den el paso hacia el emprendimiento? Hace unos meses planteé esta pregunta a 11 emprendedoras del sector y muchas coincidieron en el diagnóstico: faltan referentes, mujeres CEO que tengan visibilidad pública y que otras investigadoras puedan ver como un modelo a seguir. “Tenemos que crear el efecto Si ella lo ha hecho, yo también soy capaz de hacerlo”, resumía Judit Anido, cofundadora y directora general de Mosaic Biomedicals.

Lo han hecho, y lo han hecho bien. De las 33 compañías biomédicas catalanas que captaron más de un millón de euros de inversión entre 2017 y 2018, el 18% (6 empresas) está liderada por mujeres.

Peptomyc ha sido una de ellas. “Las científicas están acostumbradas a desafiar un mundo machista –nos explicaba Laura Soucek en una entrevista-. Ser una mujer no ha sido un obstáculo pero me ha obligado a responder preguntas que nunca habrían hecho a un hombre”. No es la única que tiene esta percepción. “A una mujer se le cuestiona de una forma más abierta su capacidad de gestionar la empresa”, apuntaba Judit Cubedo, cofundadora y CEO de GlyCardial, otra de las compañías que ha levantado más de un millón en los últimos dos años. También DyCare cerró una ronda importante en 2017. Unos meses después su fundadora y CEO, Silvia Raga, se quedó embarazada.  “El apoyo de los inversores fue incondicional”, asegura.

De hecho Silvia Frutos, cofundadora y COO de ProteoDesign, cree que “a algunos inversores les tranquiliza que la empresa está liderada por una mujer: nos ven más reflexivas y responsables”. Algunos estudios apuntalan este sentimiento: ligar género y resultados genera polémica, pero incluso McKinsey se atrevió a decir que las empresas con más mujeres ejecutivas mejoran en un 27%los resultados medios de su sector

Otra compañía coliderada por una mujer que ha levantado más de un millón en los últimos dos años ha sido Social Diabetes. Su cofundadora, Maria Jesús Salido, asegura encontrarse obstáculos “cada día” por el hecho de ser mujer. “Me resulta más difícil generar confianza en un inversor; entro en una reunión para negociar un contrato y a menudo no soy considerada un interlocutor válido; tengo que escuchar consejos paternalistas de hombres…”.

Consejos como el que recibió Laura Soucek, y que recordábamos al principio de este post. Por suerte, a Laura aquel consejo no la paró, y hoy muchas investigadoras pueden ver en ella y el resto de protagonistas de aquella historia un referente a seguir: “Si ellas lo han hecho, ¿por qué no yo?”

 

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