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Jordi Ramentol

presidente de Farmaindustria y consejero director general de Grupo Ferrer


Químico de formación por la Universitat de Barcelona, su experiencia en el campo farmacéutico gira alrededor de tres empresas: 25 años en el Grupo Basf, donde ocupa distintos cargos en las áreas de dirección general, marketing y ventas, recursos humanos y producción; posteriormente le fichan como director general en Lacer; y en 1999 entra en el Grupo Ferrer. En alguna ocasión se ha definido como un gestor volcado a impulsar el crecimiento de las empresas donde trabaja.


El pasado mes de octubre sustituyó Jesús Acebillo (Novartis) a la presidencia de la patronal farmacéutica española. A pesar de los pocos meses al frente de Farmaindustria, ha tomado un papel destacado en la presentación del plan sectorial para el desarrollo de la industria farmacéutica en el Estado español.

A diferencia de otros planes sectoriales, esta iniciativa no se plantea como un programa de ayudas, sino como una plataforma con participación de la industria. Instrumentalmente, el plan tendrá una plataforma que articulará la relación de las administraciones públicas con la industria, estructurada en un grupo de alto nivel con representantes de los cuatro ministerios involucrados (Sanidad, Política Social e Igualdad; Industria, Turismo y Comercio; Ciencia e Innovación; y Economía y Hacienda), bajo la coordinación de la ministra de Sanidad, y varias mesas de trabajo articuladas en torno al ciclo de vida del medicamento, desde su investigación y desarrollo hasta su acceso al mercado y su utilización en la práctica clínica.

Uno de los retos que se marcó cuando alcanzó su presidencia de Farmaindustria era sacar adelante el plan sectorial del Gobierno español. Inicialmente se preveía en diciembre, pero se presentó el día 31 de marzo de 2011. ¿Ha sido un camino más difícil de lo que esperaba?

No, pero un tema de tanta complejidad como es este plan sectorial requiere su tiempo. Y, en efecto, el 31 de marzo vio finalmente la luz. Es una iniciativa para crear una plataforma estratégica para el desarrollo de la industria farmacéutica en España fruto de la necesidad inaplazable de reconstruir un entorno, un marco de actuación más favorable y previsible, de crear un espacio de estabilidad reguladora que permita a las compañías recobrar la confianza en el futuro y recuperar el camino de la inversión. También debe servir para establecer un marco público-privado de colaboración, que pueda ser el referente y el paradigma de futuras generaciones.

¿Cómo han quedado las principales líneas de trabajo del plan?

Son cuatro: el impulso de la investigación biofarmacéutica y de los ensayos clínicos, que se evidencian como verdaderas oportunidades en nuestro país; la regulación económica del sector de forma sostenible con las cuentas públicas, bajo los principios de buena regulación de la recientemente aprobada Ley de Economía Sostenible; el acceso de los pacientes a los medicamentos en condiciones de igualdad efectiva, en un entorno de uso racional y, por último, una línea de competitividad e innovación.

Usted es director general de una multinacional catalana y presidente de la patronal estatal. ¿Cree que la aplicación del plan puede tener efectos diferentes en Cataluña que en el resto del Estado, dadas las características específicas que tiene aquí el sector?

La industria farmacéutica es un actor fundamental de la economía catalana, ya que representa el 7,7% del valor añadido bruto, el 6,7% de las exportaciones catalanas, el 33% de los gastos en I+D industrial y emplea directamente a 20.000 trabajadores. Confiamos en que el plan sectorial establezca las bases para que este sector continúe realizando una aportación relevante a la sociedad catalana a largo plazo, en un marco amplio de sostenibilidad del sistema sanitario.

¿Qué nichos ve más prometedores para el futuro inmediato? ¿Cómo estamos posicionados para abordar y cómo incidirá el plan sectorial, que pretende favorecer una mayor expansión en el exterior?

A pesar del gran esfuerzo realizado en los últimos años para incrementar las inversiones en investigación y desarrollo, nuestro país sigue invirtiendo menos en I+D que los países más avanzados. El nivel científico de los equipos de I+D en el ámbito de la sanidad, tanto públicos como privados, se encuentra entre los mejores del mundo. En términos de publicaciones científicas ocupamos un lugar relevante en el panorama mundial. Sin embargo, siempre hemos tenido enormes dificultades para producir patentes. Si aceptamos conceptualmente que investigar significa convertir capital en conocimiento y que innovar es convertir este conocimiento en riqueza, nuestro mayor reto será conseguir potenciar la innovación por medio de una intensa colaboración público-privada, que permita la creación de patentes  productos y servicios comercializables en todo el mundo. Para ello es necesario el marco adecuado público-privado y un entorno de estabilidad y certeza de que confiamos en que el plan sectorial pueda aportar.

Como mensaje final, y ante la crisis y las dificultades en el empleo, ¿qué oportunidades profesionales puede presentar el sector, dado el compromiso en fomentar el trabajo cualificado?

El medicamento es un bien preferente para la sociedad por su contribución a mejorar la esperanza y la calidad de vida de las personas, así como la productividad, reduciendo el absentismo. Todo esto muestra la importancia estratégica de esta industria como sector de futuro y su potencial contribución a la transformación económica de España para asegurar un crecimiento sostenido. Se puede decir que, el farmacéutico, es el sector industrial que cualquier país quisiera tener implantado en su territorio.

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