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REDACCIÓN

Científicos del Instituto del Agua de la Universidad de Granada (UGR), liderados por el investigador Federico Cerrone, han diseñado un sistema que permite convertir las aguas residuales procedentes de la obtención del aceite de oliva (alpeorujo) en bioplásticos, a través del uso de bacterias fijadoras de nitrógeno que almacenan los biopolímeros.

Teniendo en cuenta el encarecimiento del precio del petróleo, esta técnica puede tener un enorme impacto económico, según sus creadores. Además, permite dar una solución al tratamiento de un residuo que en todo el Estado español genera un volumen de 5 millones de metros cúbicos anuales, y se concentra solo en un periodo limitado del año (la campaña olivarera en los meses de noviembre y diciembre).

El alpeorujo genera importantes efectos medioambientales, sobre todo en la alteración de la fertilidad del suelo y la liberación de compuestos tóxicos a la atmósfera.

Biotecnología fermentativa

Las bacterias fijadoras de nitrógeno de vida libre de la familia de las Pseudomonadaceae (Azotobacter sp) son capaces de almacenar, por vía intracelular, biopolímeros (polihidroxialcanoátos) de propiedades plásticas análogas a las de algunos polímeros termoplásticos procedentes del petróleo. Los científicos de la UGR han aprovechado este metabolismo para conseguir una viable y optimizada producción de biopolímeros a través de la valorización de agua residual agrícola de gran impacto medioambiental (debido a su carga órganica y fitotoxicidad) en algunas áreas de Andalucía, como es el alpeorujo.

Con ensayos de laboratorio y una planta piloto, los investigadores de la Universidad de Granada han intentado optimizar la producción de bioplástico con una investigación aplicativa de carácter colaborativo con otros centros de investigación europeos como el Instituto de Ingeniería Química de la Universidad de Patras (Grecia) y el Laboratorio de Investigación Industrial en Roma (Italia).

Además de la producción de este bioplástico, el bioproceso diseñado en la UGR permite tratar y reducir el poder ecotoxicológico en un 30%.

Parte de estos resultados han publicado en las revistas Starch/Stärke y Journal of Microbiology and biotechnology.

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