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Dra. Alícia Granados

Embajadora de la BioRegió de Catalunya


Desde el pasado diciembre es la Embajadora de la BioRegió. Investigadora y empresaria, tiene una larga trayectoria en cargos públicos de responsabilidad en el ámbito de la evaluación de tecnologías médicas y de las políticas de salud pública. Su compromiso ético, con una visión exigente e integradora de la responsabilidad social de empresas y entidades, ha sido un elemento relevante a la hora de recibir esta distinción.


Biocat instauró en 2009 el título de Embajador de la BioRegió de Catalunya, en reconocimiento a una personalidad relevante del ámbito científico, financiero, político o social que haya destacado por el impulso de la biotecnología en Cataluña y por el apoyo a la BioRegió catalana a nivel nacional o internacional. En la última edición del Fórum Biocat –el encuentro del sector en Cataluña–, la Dra. Granados recibió esta distinción de la mano del presidente de la Generalitat y presidente del patronato de Biocat. Con una trayectoria ejemplar entre el sector público y privado, la nueva Embajadora de la BioRegió pone sobre la mesa algunas de las cuestiones claves para el futuro del bioclúster catalán.

¿Cuáles son los retos de futuro del sistema sanitario catalán?

El mayor reto es el propio futuro, es decir, qué debemos hacer y cómo debemos priorizar las acciones para que el futuro se parezca al que queremos. La calidad, la eficiencia y la solidaridad deberían ser los pilares del sistema, pero decidiendo con firmeza cuál es la máxima calidad que queremos o nos podemos permitir como país. Otro desafío es cómo conseguir la adaptación del actual sistema de salud a los cambios del conocimiento, a las nuevas necesidades y a los cambios sociales y económicos que ya se han producido. Seguro que no podrá ser con las mismas herramientas organizativas, con las mismas fórmulas de financiación, el mismo tipo de líderes y los mismos valores de los últimos años. Sería necesaria más innovación normativa y organizativa, que permita una mayor flexibilidad, nuevas alianzas, fusiones cuando sean necesarias, más responsabilidad social y, definitivamente, más evaluación.

En alguna ocasión usted ha comentado que se necesitan cambios legislativos y la incorporación de incentivos. ¿Por qué?

Porque a la velocidad que se producen los cambios mencionados, y como decía antes, ninguna organización pública o privada puede pensar que se pueden dirigir las organizaciones los próximos diez años tal y como ha realizado hasta ahora. Por otra parte, los incentivos, positivos y negativos, son imprescindibles para favorecer la adaptación a los cambios y para que se produzcan en la dirección deseada.

Desde su experiencia, ¿qué oportunidades cree que tenemos en biotecnología, biomedicina y tecnologías médicas en Cataluña en este entorno cambiante?

Dada la altísima competitividad global, las mayores oportunidades serán fruto de la cooperación efectiva entre grupos, sectores público y privado, y países. El gobierno debería favorecer esta cooperación mediante la implantación de los incentivos, directos e indirectos, adecuados.

¿Este sector debe mirar hacia países emergentes si quiere crecer más?

Este sector, como otros, tiene que mirar todo su entorno, incluidos los países emergentes. Hoy en día el territorio con el que hay que relacionarse ya no es sólo la comunidad autónoma o el estado, sino el planeta.

¿Qué debemos hacer para que la investigación que se hace en la universidad llegue a la empresa?

En mi opinión... El gobierno debería priorizar explícitamente la producción y transferencia de conocimiento en los presupuestos y potenciar nuevas fórmulas fiscales que favorecen la relación entre las universidades y las empresas, así como propiciar el seguimiento de la consecución o la no consecución de resultados positivos fruto de esta relación para poder revisar lo que sea necesario revisar. La flexibilidad para enderezar lo que sea necesario debe ser uno de los valores para favorecer este acercamiento.

Las universidades deberían dedicar más esfuerzos para impulsar internamente la cultura de la cooperación con el sector privado e implementar, hacer el seguimiento y la evaluación de los programas de transferencia, revisando las estrategias futuras en este sentido según los resultados obtenidos.

El sector privado debería incrementar la cultura de la innovación no sólo tecnológica, sino también en los procesos de toma de decisiones en investigación y desarrollo, explorar nuevos modelos de negocio y tener políticas más proactivas de acceso a los mercados.

Científicos de nuestro país se han pronunciado diciendo que tenemos un exceso de programas a la hora de pedir financiación, es decir, que cada gobierno establece nuevos programas. ¿Serían más efectivos si estuvieran más concentrados?
 
Pienso que tienen razón. También creo que necesitamos especialización, más concentración de recursos en los clusters más competitivos y más estabilidad de las apuestas estratégicas a largo plazo. No puede ser que en cada legislatura política haya un cambio de orientación estratégica que impida la consolidación. Este sistema de I+D+ i es muy vulnerable.

Uno de los factores de cambio que usted propone es la exigencia de la responsabilidad social. ¿No sigue quedando muy lejos para las pymes este aspecto?

Sí. Por desgracia, en nuestro entorno la responsabilidad social como herramienta de gestión ética y responsable no es una realidad cotidiana para las pymes. Por ello, debemos insistir en que apostar por la responsabilidad social puede ser un elemento más de competitividad, y no sólo gestos altruistas que implican gasto y que no obedecen a una verdadera política empresarial.

A principios de noviembre pasado se presentó en Bruselas la iniciativa Enterprise 2020 para construir la empresa responsable del futuro. ¿Cómo sintetizaría este concepto para las empresas farmacéuticas, biotecnológicas y de tecnologías médicas?

La síntesis sería que hay que gestionar la investigación y los negocios con los más elevados estándares de ética y responsabilidad. Cada sector empresarial tiene sus especificidades. Por ejemplo, para las empresas farmacéuticas, biotecnológicas y de tecnologías médicas esto implica investigar y comercializar nuevos fármacos o productos biotecnológicos para satisfacer verdaderas necesidades clínicas no cubiertas y sin hacer trampas respecte a lo que es necesario para los pacientes. Ser transparente con los resultados de los estudios y publicar todos los ensayos clínicos independientemente de sus resultados.

Favorecer el acceso a las tecnologías y fármacos en países y sociedades más vulnerables, sobre todo si hablamos de fármacos de primera necesidad que se dirigen a enfermedades amenazantes para la vida de grandes poblaciones.

Este sector también debe controlar la huella medioambiental y, finalmente, debe ser sensible y responder a las necesidades de los trabajadores del sector en términos de igualdad de oportunidades y diversidad.

¿Cómo ve la nueva Embajadora nuestro bioclúster en términos de investigación y de innovación?

Lo veo con optimismo, moderado, pero con optimismo, porque en Cataluña existe mucho talento y vocación investigadora y se han hecho esfuerzos sin precedentes para dar aire a los grupos, centros, institutos y hospitales investigadores. Sin embargo, el sistema de I+D+i es aún muy vulnerable, tiene amenazas persistentes y es demasiado dependiente de las administraciones. En general, todavía no hemos dado el salto del conocimiento a la innovación, de la innovación en el mercado y del mercado al crecimiento económico. Formamos parte de lo que se conoce como la paradoja europea, es decir, Europa no encuentra el camino hacia el mercado... Creo que la cooperación entre el sector público y el privado y la especialización serán claves. Por otro lado, el sistema de salud, principal cliente de estas innovaciones potenciales, también está en un momento en que necesita una buena revisión de prioridades, modelos de atención, sistema de financiación y evaluación. Necesitará hacer un esfuerzo de identificación de obsolescencias para desinvertir en estas tecnologías obsoletas y así poder dar paso a las verdaderas innovaciones fruto de la investigación molecular y genética, la biología de sistemas, la ingeniería de tejidos, la medicina estratificada o investigación de moduladores del envejecimiento.

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