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Patricia Sáez y Lluís Pareras

autores del libro 'Capitalismo 2.0'


Patricia Sáez, directora académica del MBA Social y del posgrado Emprendedores Sociales en la UOC, y el Dr. Lluís Pareras, neurocirujano y actualmente responsable del área de incubación de proyectos del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB), acaban de publicar el libro Capitalismo 2.0 (Plataforma Editorial), en el que defienden la importancia de la iniciativa privada en la resolución de los grandes retos sociales y de desarrollo a los que se enfrenta actualmente el mundo.


Ante la acción de los gobiernos, limitada aquí y allí por la falta de recursos pero también con frecuencia por la corrupción y la ineficacia, y de las organizaciones sin ánimo de lucro —ONG y similares—, Sáez y Pareras reivindican la emprendeduría social, la necesidad y la oportunidad de poner en marcha empresas que, sin renunciar al beneficio económico, tengan como objetivo dar respuesta a demandas sociales de los colectivos más necesitados.

Su libro plantea una crítica al capitalismo tradicional y al liberalismo de Adam Smith, cuestionando que la búsqueda pura y dura del beneficio económico individual redunde en el bien colectivo.

¿Por qué creen que la emprendeduría social sí puede aportar soluciones sostenibles para luchar contra problemas como la pobreza, el hambre o la escasez de recursos básicos como el agua?

En efecto, nuestro mundo ya no consiente la búsqueda exclusiva del beneficio económico, y ha elegido apostar por el capitalismo social, un capitalismo socialmente responsable, que además es contagioso. Nuestro mundo necesita cambiar muchas cosas. Somos muchos los que estamos preocupados por los retos del siglo XXI. Nos enfrentamos a problemas extraordinarios: hambre, enfermedades, guerras, terrorismo, cambio climático, pobreza, pandemias globales. Y no podremos enfrentarnos a estos problemas sin una profunda y radical restructuración de cómo hacemos las cosas. Estamos preocupados pero no sabemos cómo pasar de la preocupación a la acción, cómo contribuir. Nos sentimos sobrepasados por la complejidad de la tarea que tenemos por delante.

Los emprendedores sociales son el despertar de la conciencia humana colectiva desde el individualismo; son, en última instancia, ciudadanos que utilizan su creatividad y capacidad de liderazgo para mejorar las cosas; son los superheroes del siglo XXI. Frente a la miseria y el sufrimiento, millones de ONG, emprendedores sociales, filántropos, activistas, inversores solidarios, etc. prueban que es posible cambiar las cosas y que la solidaridad entre los pueblos es más fuerte que el egoísmo de las naciones.

En su libro presentan la emprendeduría social como un camino intermedio entre las limitaciones y carencias de las políticas sociales públicas y el activismo de las de las ONG. ¿Qué aporta el emprendedor social frente al modelo de cooperación de las organizaciones no lucrativas?

Frente a la provisión de servicios de ONG y administraciones públicas, el emprendedor social aporta una solución innovadora —paliativa, preventiva o transformadora— respecto a un problema social. Las mejores soluciones son aquellas escalables y replicables en otros territorios (la misión del emprendedor social es llevar esa solución al mayor número de lugares). Y también aquellas que consiguen un elevado impacto social y medioambiental con menores recursos, valor que se concreta en el SROI (retorno social a la inversión) que indica cuánto valor social (en euros) se crea por cada euro invertido en esa iniciativa.

Ustedes mismos califican los problemas sociales como “perversos”, por su carácter complejo y multidimensional, y con múltiples causas, a veces contradictorias, que pueden retroalimentarse. ¿Cómo se enfrenta la emprendeduría social a esta complejidad?

Los problemas sociales son por naturaleza problemas mal definidos, difíciles de entender y difíciles o imposibles de resolver por su naturaleza contradictoria y cambiante. Los problemas sociales no pueden formularse de manera concreta, dependen de condiciones cambiantes interdependientes de otros problemas. Su solución no es cierta o falsa, sino mejor o peor. Además, no tienen una lista de soluciones potenciales, cada solución es una posibilidad entre muchas otras, pero no la única.

A los problemas que cumplen las características que acabamos de mencionar se les conoce como problemas perversos, wicked problems en su terminología anglosajona. Estos problemas, por tanto, no pueden resolverse siguiendo las leyes de la lógica, sino que tienen respuestas mejores o peores a las que nos acercaremos de manera heurística, por ensayo y error. La pobreza en el mundo, la malnutrición, el mal acceso a la sanidad, el calentamiento global, todos ellos son problemas perversos que no pueden ser formulados de manera estructurada dado que tienen múltiples causas.

Los problemas sociales, por tanto, no pueden ser resueltos utilizando estrategias “convencionales”. Tradicionalmente, la sociedad ha tratado de resolverlos utilizando múltiples expertos que opinan acerca de las mejores soluciones posibles y deciden de manera coordinada cuál es el mejor camino para su resolución. Pero los que tratan de resolver los problemas tienden a encontrar soluciones alineadas con sus propios intereses. En ello no hay maldad ninguna, es la propia naturaleza humana la que nos hace buscar también el bien individual, en una especie de tendencia centrífuga (cada uno mirando por si mismo) muy difícil de controlar.

Entender la naturaleza de los problemas perversos puede ayudarnos a encontrar las mejores estrategias para resolver las injusticias sociales de nuestra era. Resolver un problema perverso exige un enfoque completamente diferente, que es el que aportan los emprendedores sociales.

En el libro se presentan múltiples iniciativas emprendedoras centradas en ámbitos tan diversos como el financiero, el sanitario, el tecnológico, el medioambiental… Algunas iniciativas están directamente vinculadas al sector biomédico y biotecnológico, como el dispositivo LifeStraw, que permite convertir el agua contaminada en agua potable con una tecnología que se puede llevar en un bolsillo, o los kids de Diagnostics for All, que permiten sustituir el tradicional análisis de sangre por la toma de unas gotas sobre un papel, poniendo al alcance de millones de personas en países pobres y sin infraestructuras una medicina preventiva y un tratamiento temprano. ¿Cómo surge un buen proyecto de emprendeduría social? ¿Se puede propiciar de algún modo este proceso?

Decimos siempre que cuando alguien está muy enfadado con un problema debajo hay una buena oportunidad empresarial, y eso es aun más evidente en el contexto social donde la injusticia que padece un colectivo desfavorecido o nuestro planeta es lo que motiva el enfado de una persona.

El próximo 10 de marzo se celebra el cuarto Foro de Inversión Healthcare, que el Colegio de Médicos organiza con Barcelona Activa, Biocat y Esade Ban, y que en sus tres ediciones precedentes ha obtenido financiación por un valor de 1,5 millones de euros para un total 5 proyectos. ¿Valoran los inversores la dimensión social de un proyecto empresarial? ¿Qué presencia han tenido los emprendedores sociales en las anteriores ediciones del Foro y, en general, qué presencia tienen en Catalunya y en España?

Cada vez hay mas cultura entre los inversores para valorar la dimensión social de un proyecto empresarial, les interesa el impacto social que ocasionan los proyectos. El problema es que es muy difícil medir el impacto social y, por tanto, comparar compañías. El retorno económico esta “dentro” de la compañía y por tanto es muy fácil de objetivar. El retorno social esta “fuera” de la compañía, en la sociedad, y su medición es todavía poco entendida, aunque están apareciendo los primeros marcos de análisis. Nosotros mismos proponemos en nuestro libro un marco.

A los foros empiezan a acudir los primeros proyectos sociales. La progresión del movimiento en nuestro país despierta mucho optimismo. De entre los 300 planes de negocio que analizamos cada año, unos 25-30 podrían ser considerados como social entrepreneurship, y el ritmo va incrementándose con el tiempo. Creemos que la emprendeduría social tiene un gran futuro en España.

 

Fotografías cedidas por Barcelona Activa y Plataforma Editorial.

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