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REDACCIÓN

Investigadores del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) han descubierto un posible tratamiento para los pacientes de la enfermedad minoritaria mortal MNGIE (mitochondrial neurogastrointestinal encephalomyopathy). Mediante la terapia génica han conseguido introducir en un modelo animal, el gen que codifica la enzima inactiva en la enfermedad, lo que ha hecho posible revertir los desequilibrios bioquímicos que la caracterizan.

Aunque sólo se tiene constancia de unos 200 pacientes afectados de la enfermedad de MNGIE todo el mundo, según fuentes del VHIR, los esfuerzos para encontrar un tratamiento para esta enfermedad mortal han dado sus primeros frutos.

Los afectados por MNGIE tienen el fallo de una enzima —la timidina fosforilasa— que se encarga de degradar unas sustancias (nucleósidos timidina y desoxiuridina) que, en exceso, son tóxicas para la célula. Los niveles de timidina y desoxiuridina se mantienen elevados sin que el organismo tenga ningún mecanismo para evitarlo y este exceso, de forma gradual, afecta al ADN que tienen las mitocondrias, provocando disfunciones gastrointestinales, problemas musculares y del sistema nervioso. Los afectados acaban muriendo jóvenes.

A día de hoy, el único tratamiento es el trasplante hematopoyético, un procedimiento delicado que tiene asociada una mortalidad no despreciable. El paciente debe estar inmunodeprimido, puede rechazar las nuevas células o en la situación más grave, las nuevas células pueden atacar al organismo ya que no lo reconocen como propio.

La enfermedad de MNGIE es monogénica (depende de un único gen), la disfunción del cual provoca la acumulación de timidina y desoxiuridina en todo el organismo. Por tanto, la restitución del gen no debe ir dirigida a un tejido diana específico, sino que sería suficiente con dirigir a un solo tejido o grupo de células que podrían "limpiar" la timidina y desoxiuridina de todo el organismo. Esto hace de esta enfermedad una candidata ideal para intentar la terapia génica.

En el trabajo actual, los científicos han llevado a cabo estudios preclínicos de terapia génica con vectores lentivirales. Han conseguido aplicar la terapia a un modelo animal del MNGIE, mediante la incorporación del gen en células de médula ósea de los ratones, y han demostrado que, durante 6 meses, los ratones han mantenido las concentraciones de timidina y la desoxiuridina, que son tóxicas para el ADN mitocondrial, a niveles similares a las de los ratones normales.

Cuando se haya comprobado la seguridad en el uso de este vector lentiviral eficacia de estos tratamientos a largo plazo se podrán empezar a plantear ensayos clínicos para tratar estos pacientes. A pesar de los excelentes resultados obtenidos, habrá que esperar años para poder ofrecer una solución definitiva a estos pacientes con una situación tan crítica.

Por este motivo, esta no es la única línea de estudio de este grupo. Paralelamente han descubierto el mecanismo bioquímico responsable de la principal disfunción observada en los pacientes, lo que abre nuevas estrategias terapéuticas farmacológicas que podrían frenar la progresión de la enfermedad, en espera de un tratamiento definitivo.

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