Pasar al contenido principal

JORDI NAVAL 


“Certeza de muerte… mínima esperanza de éxito… ¿A qué esperamos?” Esta famosa frase la pronunció un personaje de la saga de El Señor de los Anillos, pero lo podría haber hecho alguno de los investigadores, emprendedores, inversores o instituciones que trabajan cada día en la BioRegión de Cataluña, el sector catalán de las ciencias de la vida y la salud. Saben que su trabajo es arriesgado, pero la misión –curar o mejorar la vida de las personas- es suficientemente importante como para emprender el camino hacia los usuarios y pacientes, si hace falta pasando por Mordor…

Talento, industria, tecnología, soporte público, tejido inversor, son algunos de los elementos del éxito y el crecimiento del sector biotecnológico y de tecnologías médicas en Cataluña. La receta, sin embargo, incluye otros dos ingredientes que los protagonistas de la saga de Tolkien conocían también muy bien: la valentía (o temeridad inconsciente, según se mire) y un sentido de misión compartida.

¿Valentía? Sí: la de los investigadores que “se la juegan” y dejan total o parcialmente la vida académica para convertirse en fundadores de compañías biotecnológicas basadas en la ciencia que ellos mismos han desarrollado en los últimos años. Cada semana se crea en Cataluña una nueva compañía en el sector, que cuenta ya con más de 1.000 empresas que ocupan cerca de 58.000 trabajadores y facturan 17.802 M€. Una de cada cuatro empresas creadas son spinoffs surgidas de las entidades de investigación.

La valentía, también, de los inversores locales a los cuales no les tiembla la mano y firman inversiones millonarias en proyectos de elevado riesgo tecnológico. Recordemos que la biología y la medicina son imprevisibles: todos sabemos que aquello que parece curar una enfermedad en ratones, después puede fallar –y suele fallar – cuando completamos la investigación con personas. Además, estos inversores tienen la valentía de convencer a sus colegas extranjeros de que la ciencia catalana está al máximo nivel mundial, y de que no hay ningún motivo por el cual los futuros medicamentos contra el cáncer o el Alzheimer no sean made in Catalonia. Y lo están consiguiendo: en 10 años, el número de inversores extranjeros presentes en startups catalanas de ciencias de la vida y la salud ha pasado de 0 a 50. Solo en los últimos cinco años, la cifra se ha multiplicado por 10.

 

Evolución del número de invesores internacionales en la BioRegión de Cataluña

Reconozcamos también la valentía de una administración pública catalana que ha apostado desde hace años por la excelencia científica arraigada en el lema “personas, no proyectos”, y que ha arriesgado para atraer los mejores investigadores del mundo pese a las protestas de los sistemas de investigación tradicionales.

Y, por supuesto, la valentía de los emprendedores y directivos, que cogen las riendas de estas pequeñas compañías, que muchas veces son solo una vaga idea escrita en media hoja de papel y, como en la saga cinematográfica, consiguen alinear las voluntades dispersas y encabezar una aventura incierta, con recursos limitados y peligros múltiples, para traer un descubrimiento científico desde la difusa teoría académica hasta su aplicación real en un hospital o en el domicilio de un paciente.

 

Misión común: mejorar la vida de las personas

Solo tú puedes decidir qué hacer con el tiempo que se te ha dado”, le dicen al protagonista de El Señor de los Anillos. Por suerte, todos estos agentes han –hemos- decidido dedicar su tiempo a una misión común: mejorar la salud de las personas mediante la innovación, un mensaje que puede ser compartido por todos los intereses e ideologías.

Los obstáculos que entraña esta misión la hacen comparable, como decíamos, al camino hacia Mordor. Pero nuestros valientes protagonistas ya han hecho grandes avances: actualmente hay 18 fármacos de empresas catalanas en desarrollo, un aumento significativo respecto a las 7 que había en el pipeline en 2013. Tres de estas moléculas ya se encuentran en fase II-III.

Esto indica que la BioRegión está progresando a un ritmo constante desde un sistema científico de alto nivel hacia un escenario empresarial en que se iniciará el desarrollo clínico de las terapias. El siguiente paso obvio es que estos fármacos entren en la fase final del desarrollo clínico y que lleguen al mercado en los próximos años. En cuanto a los dispositivos médicos, diagnósticos y otras tecnologías de la salud, el mercado está progresando al mismo nivel.

Esta aventura no sería posible sin financiación. Desde el inicio de la crisis en 2008, la inversión en Cataluña en empresas de las ciencias de la vida y de la salud se ha multiplicado por 12. En concreto, en el período 2015-2017, las startups de la BioRegión atrajeron una inversión de casi 340 M€, más del triple de lo que se había conseguido en los dos años anteriores (2013-2015), y los datos provisionales del 2018 se sitúan alrededor de los 116 millones, superando la cifra del 2017.

Biocat está diseñando una Visió 2025 altamente ambiciosa, con Cataluña y Barcelona situadas entre los tres principales hubs biomédicos de Europa. Nuestra visión es que se convierta en uno de los mejores destinos internacionales de inversión y que, fruto de la evolución del sector, en 2025 lleguen a los pacientes un mínimo de 10 fármacos y tecnologías avanzadas made in Catalonia. Miles de profesionales trabajan cada día para hacer posible este objetivo: como le dice un sabio consejero al protagonista de El Señor de los Anillos, “hasta la persona más pequeña puede cambiar el curso del futuro”.

 

Foto: La comunidad del anillo, Oscar Gende Villar, Creative Commons

¿Necesitas más información?

Contacta con nuestro equipo

Contáctanos
silvia labe 2
Silvia LabéDirectora de Marketing, Comunicación, e Inteligencia Competitivaslabe@biocat.cat
Laura Diéguez
Laura DiéguezResponsable de Prensa y Contenidos(+34) 606 81 63 80ldieguez@biocat.cat
Suscríbete a nuestras newsletters

Toda la actualidad de Biocat y del sector de las ciencias de la vida y la salud en tu badeja de entrada.