Pasar al contenido principal

Redacción

Un estudio publicado en la revista Nature Chemical Biology abre las puertas a la detección y el tratamiento del dolor crónico. Un grupo de científicos del Scripps Research Institute (San Diego, EE.UU.), entre los cuales encontramos el Dr. Oscar Yanes, han descubierto tras cuatro años de investigación que una de las claves de la persistencia del dolor es la dimetilesfingosina (DMS). La DMS es una pequeña molécula que se acumula en la espina dorsal de las ratas que sufren dolor neuropático y que se produce fruto de la degradación del nervio. La DMS también provoca dolor cuando se inyecta en ratas que no sufren dolor previo.

Oscar Yanes es doctor en bioquímica por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Después de cuatro años realizando el postdoctorado en el Scripps Research Institute como investigador asociado, el año pasado volvió a Cataluña y se incorporó a la URV porqué disponía de una plataforma de metabolómica que le ha permitido seguir desarrollando este proyecto como investigador de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (Ciberdem). Yanes es primer coautor del artículo y el investigador que inició el estudio, obtuvo las muestras, realizó los análisis comparativos y encontró la DMS. En la URV, Yanes dirige su propio grupo (www.yaneslab.com).

Durante la investigación, los científicos midieron metabolitos en la sangre, en la espina dorsal y en el nervio, "y encontramos que en la espina dorsal, justo donde está la conexión con el nervio que transmite la información al cerebro, es donde estaban las diferencias al comparar ratas con dolor o sin dolor", explicó el Dr. Óscar Yanes. A partir de ahí, descubrieron que en la espina dorsal se acumulaban metabolitos que provenían de la degradación del nervio y que lo hacían concretamente en una pequeña parte de la espina dorsal, donde se reciben las señales del nervio ciático que se transmiten al cerebro.

Estos compuestos fueron asociados a una ruta metabólica, y en esta ruta hay enzimas, que son las proteínas que transforman estas pequeñas moléculas. "Hemos demostrado que hay una vía metabólica sobre la que se pueden hacer intervenciones, ya que mostramos una cascada de reacciones que en un futuro pueden ser útiles para encontrar inhibidores". Yanes apunta que, si se pudieran bloquear las enzimas que acaban generando la DMS, se podría disminuir el dolor. Aunque se tiene que demostrar que el modelo se puede extrapolar a todos los tipos de dolor crónico, hasta ahora no se sabía prácticamente nada a nivel molecular de esta enfermedad "y este es un primer paso".

Según el Dr. Yanes, el trabajo puede evolucionar hacia la investigación del dolor asociado a la diabetes, trabajo que lleva a cabo en la plataforma de metabolómica de la URV y el Ciberdem: "Hay que ver primero si los resultados son extrapolables a los humanos. También debemos saber si la DMS se acumula en humanos que sufren dolor crónico, o encontrar un modelo animal de ratón diabético para hacer alguna investigación similar a la que se ha hecho hasta ahora".

La idea es buscar algunos de estos compuestos en la sangre de pacientes con dolor crónico: "Tenemos capacidad de encontrar marcadores, intentar cuantificar el dolor y dar herramientas a los clínicos para que los pacientes no tengan que valorar su dolor con un test". Y otro tema de estudio es descubrir de dónde proviene el dolor: "Conociendo la vía metabólica y los compuestos que se acumulan, a corto plazo hay que ir a buscarlos en la sangre o el líquido cefalorraquídeo, que es una estrategia más sencilla que desarrollar fármacos".

Este hallazgo ha sido posible gracias a las técnicas de espectrometría de masas utilizadas en metabolómica, un nuevo campo de la ciencia cada vez más utilizado para encontrar marcadores bioquímicos e indicadores de enfermedades.

Suscríbete a nuestras newsletters

Toda la actualidad de Biocat y del sector de las ciencias de la vida y la salud en tu badeja de entrada.